Gary Ridgwey: la escena del crimen manipulada
A finales de la década de los años 70, un nombre acaparaba las portadas de los periódicos y la apertura de los noticiarios norteamericanos. Ted Bundy, un asesino en serie al que se condenó por 14 crímenes en la ciudad de Seattle, agrupaba tras él a un gran número de seguidores y fans que pedían su liberación, incluso después de haberse probado que era el responsable de más de una docena de muertes. Y, sin embargo, pese a la fama que lo rodeaba, Bundy pronto se vería desbancado al segundo cajón del medallero cuando un nuevo asesino empezó a rondar sus dominios poco después de que fuera capturado.
Hemos rescatado este expediente para recordar los inicios de Vidas Asesinas, cuando Ana Bolox y Nacho Benavente presentaban los programas con mucho esfuerzo y tesón. Vidas Asesinas les debe los cimientos que pusieron y que con el tiempo han sido lo que son hoy.
Thank you!
We will contact you soon.