VIDAS ASESINAS 12 Richard Kuklinski, el hombre de hielo
El modo de matar era siempre variado: con arma de fuego, con un cuchillo, con arsénico o con las propias manos. Richard Kuklinski contaba con un amplio catálogo de métodos que utilizaba indistintamente, pero siempre con maestría. Había un elemento distintivo, sin embargo, que le hacía único: congelaba los cadáveres de sus víctimas y los mantenía en este estado durante años. Luego los abandonaba en algún paraje lejano al lugar de donde procedían, con el rostro y con los dedos cortados o las huellas dactilares destruidas con ácido de manera que el cadáver resultara imposible de identificar. Así fue como se convirtió en el hombre de hielo, un asesino sin remordimientos.
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