Los que han experimentado la pérdida de un hijo por enfermedad o accidente, no le desean a nadie el dolor que produce tal pérdida. Precisamente por esto, uno de los asesinatos más duros para creer y más crueles de ejecutar sea el de matar a tus propios hijos. Sin embargo, mujeres y hombres lo hacen por diferentes razones que veremos.
¿Esto es un comportamiento actual o siempre ha existido esta diferencia? ¿Cómo es posible que la mujer que ha engendrado y dado a luz una criatura sea capaz de sacrificarla por motivos personales? Paz Velasco nos lo va aclarar gracias al capítulo 26 “Las madres que no amaban a sus hijos” de su libro Criminal-Mente, que ya va por su 3ª edición.
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